Hace unos años tuve la
suerte, en un viaje no planeado (iba a ir a la fría e invernal
sierra, pero terminamos en la calurosa Selva), de llegar a Contamana, un ciudad
ubicada a orillas del río Ucayali, en plena selva peruana. Lejana, distante,
detenida en el tiempo por momentos. Viajábamos en barco y llegamos de noche, y nos
recibieron con una canción típica a todo volumen, que rompía con la dura oscuridad
de la Selva. Recuerdo la paz con que anduvimos por sus calles de tierra, vimos
mucha humildad, hasta pobreza según el mirar occidental, pero acá comparto esta
noticia de las riquezas humanas, de aquellas que nos permiten tener fe, a pesar
de todo.
Contamana: el distrito de Ucayali que conmovió al país con su solidaridad.
Publicado en El Comercio 07/04/2013
|
El martes, unos 350 mototaxistas iluminaron la pista del aeródromo de Contamana para que partieran tres enfermos en una avioneta. Llegan mujeres con sus hijos pequeños. (Foto: Dante Piaggio / El Comercio) |
Cada
vez que en Contamana se escucha la melodía “Ojo de tigre”,
de la película “Rocky”, Elí Torres Navarro corre por sus colinas
empantanadas y jinetea su mototaxi. Es la
tonada de la unión, la señal ‘mosquetera’ desde 1992 – cuando llegó la radio
aquí. Al escucharla, Elí, de 46 años, y el pueblo en pleno corren poseídos de
bondad. Elí: uno. Contamana: todos. Porque en este pueblo de 24 mil almas y
alarma idealista, todos aprenden de críos a que uno es para todos. “Y todos
para uno, cómo no lo voy a saber yo”, revive este hombre, cuya esposa, enferma
de cáncer de útero, pudo ser operada en Pucallpa gracias a una rauda colecta de tres
horas. Colecta de gente pobre: sol por sol, hasta completar 2.200 soles.
Torres
fue casi el mototaxista número 200 en llegar presto este último martes a las
8:15 p.m., al aeródromo de Contamana, para iluminar con otros 350 colegas la
deforme y destartalada pista de aterrizaje y formar dos hileras de una luz unánime,
que permitió a una aeronave despegar con tres pacientes graves.
Una
de ellas, Melita Murrieta, tuvo un embarazo de alto riesgo y fue llevada con su
bebe al hospital regional. Media hora más y era el fin, pero ambos se salvaron.
El tercero, Samuel Tamani, de 17 años, tenía una enfermedad contagiada por
ratas e infelizmente murió.
Pero
fue tan esplendoroso ver 350 luciérnagas benéficas darlo todo por tres de los
suyos, que la noticia conmovió al país. Sin embargo en esta ciudad, considerada
en pobreza por el INEI, aunque un kilo de azúcar cueste 2,50 soles y el balón
de gas 35, fue la octava vez que sucedía algo tan maravilloso.
Aquí
es de lo más normal ser bueno. Uno de los policías que dormita confesó: “Es
como estar de vacaciones”. Solo la paz toma por asalto: las bicicletas y
celulares se pueden dejar en cualquier lugar sin más, el cerrojo de las puertas
es mezquina formalidad.
Pasan
madereros, mineros ilegales y hasta narcotraficantes, pero no pueden vulnerar
el tácito no robar. Cuentan que hasta el narco ‘Cachique’ Rivera se portaba
bonito para pasar desapercibido. Hace 5 meses llegaron unos piratas de río y
cientos de personas los persiguieron y los entregaron a la aburrida policía.
La
honestidad es una pasión, excepto en sus autoridades, por eso padecen episodios
de furias masivas a lo Fuenteovejuna: en el 2000 se levantaron contra sus
políticos y sucedió el llamado ‘Contamanazo’. Y están lejos de ser una utopía:
su pobreza es visceral, su colegio más grande está inundado en ríos de basura y
solo un 20% tiene agua y desagüe.
Contamana
tiene una posta con un único médico para todos, a orillas del río Ucayali. En
medio de esto, también tiene una sola radio que intenta subsanar ese atroz
abandono en salud de todos los gobiernos. Se llama radio Feroz y es dirigida
por un Lobo con piel de llanero. De llanero solidario.
MÁS
CERCA DE LA GENTE
“Cuando
no existía mi radio para poner la música de Rocky, la gente utilizaba embudos
en forma de parlantes para hacer el llamado de la solidaridad”, cuenta Rodolfo
Lobo Tello, el periodista de 56 años, seis hijos y voz en fauces. Es desde su
radio que Contamana ejercita con disciplina su atlético corazón. “La primera
vez que se movilizaron los taxistas fue en el 2004, se juntaron 700 y los que
no tenían moto llegaron con generadores y focos, y había cientos de niños y
ancianos con sus linternitas”, dice.
Fue
un caso de sangre: siete contamaninos regresaban en auto de un paseo por las
aguas termales y les cayó un árbol encima. Los tres de adelante terminaron con
las piernas mutiladas y los otros cuatro salieron disparados. Lobo aulló su
dolor y surgieron dos personajes de pintura: un fiscal y un aviador.
Julio
César Barrientos había sido fiscal mixto aquí, fue trasladado a Pucallpa, pero
le quedó el amor por la compasión contamanina. Lobo acudió a él. Barrientos
llamó al Ministerio de Transportes y le dijeron que era imposible que una
avioneta saliera sin luz en la noche. Una hora después, los mototaxistas
arremetieron a farolazos (no es fácil para ellos, pues la gasolina está
S/.13,50 el galón). Y ahí surgió el ‘Gringo Rudolph’, un ex piloto de guerra
estadounidense que aceptó la piadosa insolencia en su avioneta, que quedó
pintada de rojo humano.
Todos
se salvaron. Fue un triunfo cósmico contra la muerte, la pobreza y el egoísmo
juntos. Y ambos siguieron siendo héroes en los rescates que vinieron: a un
alcalde escolar de 16 años con una estaca en el estómago, a un niño azul que
languidecía, a una jovencita con embarazo ectópico… Esta última es Francisca
Shuña, de 25 años, y también manejó su moto este martes para iluminar a otra
embarazada. “Hace un año, me desangraba y recibí 7 litros de sangre de mi pueblo”,
recuerda.
“Una
medianoche del 2012 abandoné Contamana por primera vez. Y fue tan feo…en
Pucallpa le querían cobrar a mi padre 250 soles por unidad de sangre, ¿así
funciona el mundo?, pensé. Me dolió despertar, descubrir otra realidad”. Ahora
cada vez que tiene una pesadilla, Francisca abre su puerta para ver si
Contamana todavía sigue allí.
JORNADA
DE SOLIDARIDAD
La
pasión por ayudar al otro
Ayer
sábado, Rodolfo Lobo celebró la jornada de solidaridad 1.200. Durante las
jornadas se expone el caso de un enfermo que necesita ayuda urgente y se abre
la radio para que todos colaboren. La maestra Rocío Mendoza tuvo un derrame
cerebral, está en Pucallpa y necesita dinero para viajar a Lima; las donaciones
solo podían llegar hasta mediodía. Y desde las 9 a.m. ocurrió el epítome de la
bondad humana: Flor Flores, de 70 años, llega con su nieto de 8 meses, y
entrega S/.3. “No tengo más”, dice con candor. Aparece Luis Rincón, profesor
jubilado, con ropas raídas y da 10 sacrificados soles: “la vida de mi colega vale
más”. Atrás, María Saldaña, de 12 años, está solita y da S/.2, “es mi propina”,
y se esconde. Llaman de la Panadería Vásquez: S/.10. A Lobo de paso le
agradecen otros favores (un señor lo abraza porque su mujer volvió con él,
gracias a su mensaje en la radio; otro le pide que lo ayude a sanar de la
brujería). Es increíble: a mediodía, todos reúnen S/.900 para uno solo. Porque
ese uno solo es todos en Contamana.
Ver otros enlaces:
Nota original:
Loreto: mototaxistas iluminaron pista de aeródromo por una emergencia.
300 motocarristas iluminan aeródromo de Contamana.