Que linda forma de comenzar el año cuando varias amistades me avisaron que este 1 de enero del 2011 publicaron una entrevista que me hicieron en El Comercio (uno de los principales diarios del Perú), la leí y me gusto mucho. La comparto y espero que te guste también. Nos vemos en el camino del 2011. Agradezco la nota a: Vanessa Antúnez y la fotografia a: Valeria Chávez.
Del diario: El Comercio (Perú) / Lima, sábado 1 de enero del 2011
Crónica: Vida y obras de un trabajador peruano
Por: Vanessa Antúnez
NARRADOR PROFESIONAL. Desde hace 11 años, César Villegas o El Wayqui narra cuentos. Ha dictado talleres en América Latina, en Europa y desde hace un año vive solo para contar historias. Ellas le permiten recordar y transmitir emociones.
Faltaba media hora para que empiece la función de cuentos y en el salón de un castillo de Bélgica 300 personas esperaban a El Wayqui, el narrador de cuentos que llegaba desde el Perú. César Villegas o El Wayqui – hermano en quechua – era el invitado de una institución cultural belga para aquel festival internacional de narradores, del 2010. Él era de los pocos que lo haría en español. La invitación incluyo pasajes, estadía y una remuneración por su trabajo. Era perfecto. Pero él no se conformó y organizó una gira para llevar sus cuentos a otros países europeos.
Viajó finalmente a 11 países con su quipu y un maletín de cuero lleno de historias. A veces narraba cuentos, otras dictaba talleres. Es diciembre del 2010 cuando El Wayqui lo recuerda. Y tiene en sus ojos el brillo del que ha encontrado lo que busca: vivir contando cuentos.
EL CONSULTOR
Por más de 10 años, El Wayqui fue César Villegas, el consultor que ayudaba a empresas y ONG a evaluar proyectos y hacer planes estratégicos. Había estudiado trabajo social en la Universidad Católica, tenía un doctorado en intervención social en España y mantenía un trabajo fijo al que a veces iba con terno.
Descubrió los cuentos luego de conocer a François Vallaeys, el narrador francés que vivió en el Perú por muchos años y quien ayudó a difundir esta magia en el país. Wayqui llevo con él algunos talleres y cuando se sintió listo, se presentó ante un auditorio pequeño para contar cuentos chinos, nada menos. Ríe cada vez que recuerda su atuendo y maquillaje oriental. Sentía que no era lo suyo. Por eso buscó a su abuelo para que le cuente algunas historias de su tierra (Huancayo), de ese modo se reencontró con sus raíces. Muchas de sus historias provienen de la sierra y selva del Perú. “Yo cuento cuentos porque tengo mala memoria, lo hago para recuperar mi memoria”.
Por muchos años, Cesar Villegas trabajó como asesor de día y narrador de noche. Hasta que un día, como en los cuentos, creo un taller para ganar espacios y reclutar a narradores. Lo llamaron Trotacuentos.
Invadieron el bar Mochilero, de Barranco; el pasaje El Suche, en Miraflores; y algunos centros culturales, y muchas veces ganaban lo suficiente para pagar sus pasajes. En algunos lugares les pagaban un monto fijo por presentación, en otros, pasaban sombrero.
Fue a principios del 2010 cuando El Wayqui terminó su contrato con la empresa para la que trabajaba y decidió darle al cuento el espacio que el quería. “Me di cuenta de que antes le quitaba horas a mi sueño, pero que ahora podía vivir ese sueño”.
EL NARRADOR
El Wayqui tiene más de 300 libros de cuentos de diferentes culturas y no tiene idea de cuantas historias carga consigo. “Los cuentos son como las personas, algunos te dejan y otros se quedan contigo a pesar de que cambies”. Cada presentación que hace tiene un tiempo de maduración. La propuesta que hizo con el músico Rafo Ráez, llamada Cuentos de la Yedra, se preparó en seis meses. “A los sueños también hay que ponerles una fecha”.
Un dicho judío dice que los cuentos no solo están hechos para dormir a los niños sino también para despertar la mente de los adultos. Él está convencido de que la narración de cuentos es un espectáculo tal como un concierto de rock, como el cine o como la sinfónica. “Yo soy ambicioso con eso, algún día la gente va a decidir entre ir a un espectáculo de cuentos o ver a Juan Diego Flórez”. Pero para lograrlo, los narradores tienen que estar preparados. “Si te toca esa oportunidad, subes al escenario y no llenas ese espacio, si no estás listo para responder a la cantidad de energía que requiere la gente, te puedes hundir”.
Además de participar en colegios y centros culturales El Wayqui también ha visitado empresas para narrar cuentos relacionados con la gestión. Una vez lo contrataron en una corporación para dar charlas a los trabajadores de las subsedes de todo el país. La empresa había tenido un año con mucho trabajo y venía un año de mayor estabilidad, entonces El Wayqui buscó cuentos sobre el cambio.
Para Coca Cola preparó historias afines a su campaña ecológica y para LAN Chile desarrollo el tema de planificación. “Los cuentos son perfectos porque permiten que el público adquiera alguna idea, se identifique con la historia y trabaje una serie de emociones sin necesidad de realizar un adoctrinamiento del tipo “si se puede”.
El Wayqui cuenta cuentos desde hace 11 años pero recién en el último se ha dedicado por entero. Su madre a veces le pregunta cuándo va a conseguir un trabajo. El Wayqui no le responde, pero sabe que ya lo tiene. Y lo mejor de todo es que se trata de lo que más le gusta hacer.
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