Es por mi color de piel. Junio, 2014

No sé exactamente que sentir en este preciso instante, hoy fui discriminado por mi color de piel, aquel que me recuerda a mis padres y abuelos, mi pueblo, mi país, mi cultura, las historias que cuento. 

Estoy en Europa, y hoy (22/06) salía de casa a pasear en bicicleta que estaba en frente de la casa donde ahora me hospedan. Mientras quitaba la cadena, una mujer que estaba al otro lado de la calle acompañada de su menor hijo, me clava una mirada fuerte casi de cólera y me dice algo en su idioma lo cual no entendí. Le respondí con un “hallo” y una sonrisa. Yo seguí en lo mío: montar la bicicleta y en eso me dijo varias palabras en un tono agresivo… para mí fue obvio en ese momento lo que pasaba, esta mujer piensa que me estoy robando la bicicleta!. Le volví a saludar en mi “basical english” y a lo que ella en su “basical english” me decía “esa no es tu bicicleta”. Muy calmadamente le digo que es de mi familia, de mis amigos, le menciono los nombres de quienes me hospedan pero su rostro (como su pensar) no cambian en absoluto.

Como no tenía qué buscar que me creyera comencé mi paseo de bici despidiéndome amablemente, con una sonrisa y de manera muy calmada me fui. No me sentí bien por este incidente era obvio que lo que vio esta mujer era mi color de piel que contrasta con la blancura de las pieles de quienes viven en este pueblo alejado de las grandes ciudades. Pero bueno no deje que esto me malograra el día, pero luego esto se puso peor :(.

Como no conozco bien este pueblo primero paseo por el barrio, para acordarme de las calles que tienen nombres bien raros. A los 20 minutos… regresé a la calle donde vivo… y veo un alboroto pequeño de personas, unos 5 adultos y varios niños, y mientras más me acercaba todos me miraban y uno siente que las miradas pesaban. 

Bueno yo fiel a política, voy despacio y saludo a las personas con una sonrisa. Algunos me miraron con sorpresa… otra señora con caminaba con su menor hijo me dice en inglés: ”esa no es tu bicicleta, te la estas robando”. Detuve mi paseo y le dije que "no estoy robando, es bici es de mi amiga, de mi familia" y le dije también el nombre de quienes me hospedan. En ese instante el rostro (menos agresivo) de esta segunda señora cambió, se dio cuenta que sabía de quien hablo. Me acerque y conversamos (mientras unos metros más allá seguía el alboroto causado por la primera señora). 

Le explique de donde venía, que hacía y como le mostré las fotos que tenía en mi cámara donde estoy con mis amigos, con mi familia de acá. Esta segunda señora ya de rostro amable me dice: “yo te creo, pero la Sra. que está allá cree que te has robado la bicicleta y ha llamado a la POLICÍA!!!” 

Yo ya me esperaba algo así, pero llamar a la policía!!!. Lo único que le dije a la amable mujer que me acompañaba rumbo al tumulto pequeño fue que: “todo esto sucede por el color de mi piel, es el único motivo, esto es racismo.” A lo que mi acompañante me respondía con un tímido y avergonzado “si”. 

Cuando ya llegamos al tumulto, mi acompañante les explica a todos que soy amigo, que soy familia de quienes me hospedan, y ya la primera señora estaba hablando por teléfono con quienes me alojan (que habían salido mientras yo preferí quedarme en casa a descansar). Solo cuando la primera señora habló con ellos, recién se calmó, las personas ya me miraba de otra forma. Le pedí amablemente que me pasara el teléfono para hablar con mi "familia". Al final, la primera señora se disculpó muy levemente y se explicaba diciéndome (en su basical english) “que hace un tiempo le habían robado de la puerta de su casa su bicicleta unos extranjeros”. Lo que me indignó más aún y como la veía siempre al lado de sus hijos y pensando en ellos le dije calmadamente pero firme y procurando que también lo tengan claro los vecinos que allí estaban: “Sra. usted me pregunto sobre la bicicleta y yo le respondí, no me fui corriendo le salude y le dije que vivía con mis amigos, pero usted no me creyó, usted no quiso creerme, usted siempre me juzgo por mi color de piel y eso es racismo.” 

Esta señora ya no me miraba con cólera, solo atinaba a bajar la cabeza e irse… yo me fui a seguir bicicleteando… en esos momentos no era el viento el que me daba en la cara sino la de emociones que esto a uno genera, sientes cólera, tristeza, rabia, indignación… uno siente ganas de regresarse inmediatamente al país de uno. Las miradas pesan y recibir tantas miradas cargadas de malas vibras de personas que de seguro son buenas personas en la mayoría de ocasiones, pero que tienen el germen del racismo aún vivo, ese racismo que surge del prejuicio, del suponer cosas que no son. 

Seguía ya sin rumbo en la bicicleta pensé en cómo debería de procesar esto. Yo creo que las emociones son energías que no desparecen, sino que nos atraviesan y siguen su camino y uno puede devolverlas como llegaron, tal vez aumentadas en energías o mejor aún transformarlas y eso depende de lo que uno decida hacer con estas experiencias y las emociones que nos dejan. Así que sentía encima de mi piel todo esta energía de duda, odio, juicio, de racismo y decidí transformarla en experiencia, en vida, en aprendizaje, en anécdota… no voy a ser parte de este círculo de suposiciones a los otros. En este país la sigo pasando maravilloso y los círculos de personas en donde me desenvuelvo son geniales y nada de esto que suceda (sea bueno o malo) tiene que ver con el color de una piel… y ahora a contarlo así :D.

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